Crítica y opinión de FANT, festival de cine interpueblerino fantásticamente cutre

Crítica y opinión de FANT, festival de cine interpueblerino fantásticamente cutre

03, May Tiempo de lectura: 6 minuto(s)

La ocasión lo merece: una crítica con fundamento del último FANT, el festival de cine fantástico de Bilbao, aprovechando que ya viene y ya llega otra vez, dispuesto a trepanar cerebros. El inefable festival de la vergüenza ajena, disfrazado de certamen serio, presumiblemente estará a punto de perpetrar otro atentado del buen gusto en forma de inauguración internacional. Y viendo la fulgurante estela descendente de calidad en su presentación año tras año, me temo que esta vez lo tendrán difícil para superarse en vulgaridad y cutrez. El verdadero terror será ver cómo siguen destripando una propuesta interesante, que antaño tenía “algo”, hasta convertirlo en un mero evento subvencionado de muestra de películas.

¿Por qué tan malos augurios? Pues porque el año pasado fue absolutamente demencial la presentación. Ríete tú de los Goya, la pasarela de modelos en horas bajas de una asociación de comerciantes o de la gala de fin de año del instituto. Aquí hay carnaza de la buena.

“Arráncame los tímpanos” debería ser el título de la película propuesta en la inauguración del FANT 22 de Bilbao.

Ojalá hubiera sido una experiencia terrorífica acudir a la inauguración del festival en 2016. Ojalá. Terror hubo, por supuesto, con una película del género (más bien thriller, la verdad), pero hasta que llegó la proyección de la cinta otro tipo de horror aconteció en la sala del teatro Campos Elíseos. No fue una inauguración de género fantástico. Más bien fue del absurdo y el despropósito.

La inauguración del FANT, el festival de cine fantástico de Bilbao, en su 22ª edición de 2016, tocó fondo. Las anteriores ediciones ya habían perdido fuelle y se quedaron en descafeinadas y desangradas, pero esta... esta ha sido absolutamente demencial, sin criterio ni gusto y un atraso total, rebajándose a niveles de festival local que acaba de empezar a andar.

Siendo un festival fantástico, con todo, lo más fantástico y asombroso es que nadie dentro de su equipo haga nada por evitar este tipo de presentaciones que, lejos de acercarse a un festival internacional, lo pone a nivel de ciudad tercermundista.

Momento Disney, un pato, un piano y bandas sonoras cuestionables.

Pero bueno, aquí viene la crónica del apocalipsis fantástico. Teatro Campos, 6 de Mayo de 2016, 20:00h. Mientras esperábamos a que empezara la debacle y ya sentados nos dejaron con una introducción musical: un piano de cola y un pato (pensaremos que es un pato asesino, un pato mágico o un pato fantástico, y no una ocurrencia de elegir la noche anterior un atuendo de carnaval para amenizar los minutos previos al arranque). Tocando el piano el susodicho pato, correcto, sin fuegos artificiales, y con música de cine. Hasta ahí bien. Ahora el repertorio: ¿Forrest Gump?. Espeluznante. ¿La lista de Schindler? Holocausto. La idea es buena, pero ¿acaso no hay suficientes melodías de clásicos del género, especialmente fantástico? Podría pensar en cientos: Pesadilla en Elm Street, Gremlins, ET, El Exorcista... ¡Hasta El Señor de los Anillos o Juego de Tronos serían más adecuados!

Pues hasta aquí todos los aciertos de la noche. Ya no hubo más. El resto fue una traca interminable de sonrojo y estupefacción. De entrada una canción de musical completamente fuera de lugar, larga, regularmente interpretada, por no decir desafinada y someramente aburrida. Un cementerio de día es más emocionante. Para cementerio el patio de butaca. Y en inglés, que no se diga que FANT no quiere pretender ser internacional.

Captura de vídeo del FANT 22, 2016

Presentación, con la misma cantante que desconozco y el sí conocido actor Lander Otaola. Se defienden, presentan y chascarrean. Lo habitual. Luego dan lugar al video breve pero intenso del presentación del FANT. Y entonces viene otro número musical sacado de los infiernos, pero en euskera. Con piano. Yo ya me había cortado las venas al principio pero seguía desangrándome lentamente. La canción, baladera, sentimental, es como amputarle los miembros a un niño pequeño, a tu propio hijo, y hacerle sufrir después. Sosa, prescindible y muy regulera interpretación. El mal viene desde el mismo infierno de los sótanos del teatro, donde ha abierto una puerta dimensional, para hacerte temblar de vergüenza ajena. Pero no, tampoco nos arrastra al infierno. Seguimos vivos. Pensando en la película, por favor. Que la pasen ya.

Presentan al jurado. Vale. Presentan al director de The Hollow Point. Lo mejorcito. Ameno, interesante. Y ahora otro momentazo. Vídeos rodados con más ganas que gracia, por amigos o conocidos del mundillo saludando ya que no han podido asistir. Típico. Pasable.

A quién le importa el FANT

Lo mejor estaba por llegar, el verdadero taladro que uno quisiera tener a mano para atravesarse corazón, entrañas y sobre todo los tímpanos. Cuando ya pensábamos que llegaba la película prometida y el descanso eterno. Las luces discotequean, y empieza a sonar con una base pregrabada unos acordes. No, no, no. No doy crédito. Mis acompañantes tampoco. Por favor, que venga la misma Carrie, cierre las puertas del teatro y prenda fuego a todo. A todos. A mí el primero. La canción: A QUIEN LE IMPORTA. Con un par. Han adelantado el orgullo gay un mes y soy el primero en enterarme. Bochornoso es poco. Aquí alguien del ayuntamiento, patrocinio o cualquiera que meta pasta en este tinglado tendría que agarrar el teléfono móvil y apretar con el dedo hasta cascar el cristal y poner en la calle a quien sea, a quien haga falta. No es de recibo, y es un despropósito bestial hacer esto en un festival con tantos años a la espalda.

La única píldora de antídoto posterior fue la película, The Hollow Point, que estaba a años luz de la inauguración y mitigó el sufrimiento. Bruta, directa, un placer que pasó rápido. Incluso estuvo interesante el coloquio posterior.

Eso fue en 2016. Temblad malditos con lo que tengan preparado este próximo viernes 5 de Mayo. En otras ocasiones he hecho la vista gorda con las atrocidades que se suelen hacer en presentaciones y demás certámenes, especialmente en Bilbao. Pero es que no hago favor si esto no lo plasmo en texto. Me quema por dentro ver cómo se desperdicia el caudal público donde no hay talento ni se le espera. En plan “todo va bien” por aquí, muy de pueblo. Para mí acababan de cargarse por completo el FANT con una estocada mortal. Y no mola nada. No mola que un festival de cine fantástico con más de 20 años a la espalda reciba semejante trato. Es sencillamente atroz.

Ya veremos en qué queda esta edición número 23, pero por el momento, recomiendo a los asistentes que vayan sacando palomitas y verduras, porque es posible que haya que lanzarlas el día de la apertura. Al menos siempre nos quedará la selección de películas y cortometrajes, que es lo verdaderamente importante y no suelen estar nada mal.

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